Cada temporada trae consigo un nuevo reto, un nuevo proyecto, y con ellos una nueva camada de jugadoras. De su calidad, su técnica, su talento, dependerá en gran parte que consigamos objetivos, pero sin duda su calidad humana, su entrega para con las demás y su compañerismo serán la argamasa que da forma a lo que pretendemos que sea un equipo.

En las primeras facetas Eva y Celia tienen ya a sus dieciocho años mucho camino andado; son todoterrenos, jugadoras de esas que llamamos pedantemente “universales”, que ayudan anotando, defendiendo, jugando cerca y lejos del aro, con lo que serán muy importantes para el equipo.
Pero es en las segundas donde de verdad son unas fueras de serie. Cada día se entregan a tope; no piden minutos, piden consejos, no piden oportunidades, piden trabajo, no piden protagonismo, regalan esfuerzo.
Con jugadoras como estas –y como otras de las que estoy disfrutando esta temporada- se podrá perder, pero sin rendirnos, nos podrán ganar en el marcador, pero no en el sudor dejado en la cancha, caeremos –sin duda-, pero nos levantaremos con más fortaleza si cabe.
Gracias Eva, gracias Celia, seguid así.
Pero es en las segundas donde de verdad son unas fueras de serie. Cada día se entregan a tope; no piden minutos, piden consejos, no piden oportunidades, piden trabajo, no piden protagonismo, regalan esfuerzo.
Con jugadoras como estas –y como otras de las que estoy disfrutando esta temporada- se podrá perder, pero sin rendirnos, nos podrán ganar en el marcador, pero no en el sudor dejado en la cancha, caeremos –sin duda-, pero nos levantaremos con más fortaleza si cabe.
Gracias Eva, gracias Celia, seguid así.