En uno de esos días entre fiestas de Navidad y Año Nuevo ocho compañeros de "trabajo" y además todas y todos vecinos de Villaquilambre se reúnen en un restaurante muy conocido de ese mismo municipio para comer, gastarse bromas, comentar la actualidad tras las recientes Elecciones Generales y echar unas risas.
Durante la comida se hacen fotos, colocan una de la compañera que no ha podido acudir, se ríen por la ocurrencia y le mandan mensajes de que la celebración parece un homenaje a la ausente, se hacen más fotos en el café, incluso ven una pintada del Che Guevara a la salida y se "inmortalizan" a su lado. Como es tradicional en los tiempos que corren, cuelgan las fotos en las redes sociales y las comentan en un tono desenfadado.
¿Les extraña algo en lo relatado? ¿No parece lo más normal en estos días? ¿No realizan el mismo "ritual" miles de personas en estas fechas?
Sólo hay un pequeño matiz que lo hace "extraordinario" y que suscita rumores, críticas y descalificaciones: el grave pecado que han cometido esas nueve personas es ser concejales de distintos grupos políticos de un mismo municipio.
Aquí es cuando vemos que "lo normal es extraordinario", y que nos queda tanto por avanzar en la normalidad democrática...
Estamos tan acostumbrados a que nuestros políticos se reúnan en restaurantes exclusivos, en salones reservados, alejados de los demás y evitando que nadie se enteren de lo que hacen, que ya ni nos sorprende ni lo criticamos; lo habitual es que como mucho pensemos "¿qué estarán tramando? Ya se están repartiendo sillones, cargos y pasta" y sigamos a otra cosa.
Los y las que pensamos que otra forma de hacer política es posible creemos que se puede hablar, intercambiar opiniones, ideas, proyectos con quien piensa de manera diferente, que se puede compartir mesa y mantel (con luz y taquígrafos) con los que llevan otras siglas, porque QUEREMOS; SABEMOS y PODEMOS hacer las cosas de otra manera, porque hay muchas más cosas que nos unen de las que nos separan: todas y todos vivimos en Villaquilambre, nos ganamos la vida con nuestros trabajos (no con la política) y perseguimos esa utopía de que nuestros pueblos estén cada día un poquito mejor, más limpios, más cuidados, con más servicios para la nuestras vecinas y vecinos, y así conseguir que no se vayan a otros sitios, sino que haya más personas que quieran venir a vivir con nosotros.
Lástima que todo lo anterior, que debería ser lo normal, se vea como extraordinario.
Gracias Tania, Carmen, Ana, Ramón, Rubén, Ana Rosa, Jorge y Elena por entender esto de la misma forma.
Felices Fiestas