A mi lado

Amanece.
Lo siento sin abrir los ojos.
Lo sé por el dolor que me provoca el tocar con la mano
tu ausencia en mi colchón. 

Porque amanece y no estás a mi lado.
Y lucho por no abrirlos.
Por seguir soñando que no solo me regalas tus días.
Que hundo mi cabeza en tu pecho hasta que el alba no soporta la envidia.
Que tus brazos envuelven mi cuerpo llenando de paz mi alma.

Amanece y no estás a mi lado.
Y busco consuelo en tu sabor que permanece en mi boca.
En la suavidad del tacto que dejaste en mi mano al marchar.
En la llegada de un nuevo día que descubrir contigo.

Amanece y no estás a mi lado.
Pero y si mañana sí?
Quizá llegue una noche en la que al girar la llave el tesoro quede dentro.
Y ese día no tenga que soñarte, solo sentirte, solo disfrutarte.
Rodearte con las piernas, abrazarte con el alma.
Y entonces no querer que llegue el alba.
Porque ese día amanece y estás a mi lado.