Prohibida para el común de los
mortales; yo, que la disfruto, soy un afortunado.
Resplandeciente: haciendo florecer
aquello que la rodea.
Inteligente: no la valen las cosas
a medias. Si es “no” ya está, si es “sí” nadie la va a frenar.
Valiente: no es que no le
asusten los retos, es que la motivan.
Increíble: no hay faceta en la
que no deje su sello, en la que no te des cuenta de que es distinta a todo.
Leal: siempre dispuesta,
está ahí, para lo que haga falta, para lo que se necesite.
Enérgica: no se sabe si el
secreto está en “sus” siestas, pero viene desde más lejos y siempre llega un
poco más allá.
Generosa: en todas las
afecciones que puedas conocer de la palabra.
Indispensable: los que la queremos
ya no podríamos disfrutar de la vida sin ella.
¡Cuánto tardé en encontrarte, Mamen!