Salmón al horno

La vida del salmón es un poco especial, por decirlo de alguna manera; cuando llega la época de la reproducción sube río arriba, saltando por encima del agua, alegre aún a sabiendas de que su viaje terminará con su muerte. Pero su instinto, su afán de supervivencia, su lucha, le lleva a emplearse con más energía que nunca para llegar al nacimiento del río, donde depositarán los huevos las hembras, donde los fecundarán los machos, donde morirán ambos para garantizar una nueva generación, para dar continuidad a la especie. Algunos ni llegan, porque en uno de esos generosos saltos se topan con la garra del oso que espera paciente su comida, sabedor de que en la fecha señalada sólo tiene que esperar en las piedras a que su almuerzo se le lance a las fauces. Como diría el otro: “es lo que tiene”.

A mis chicas esta semana les dio por convertirse en salmones, lucharon con más fuerza que nunca, saltaron por encima de las dificultades, subieron río arriba sabiendo la dificultad del viaje, la más que posible muerte (deportiva se entiende) al final del mismo, pero aún así demostraron que su instinto, sus facultades y su corazón va a garantizar una nueva vida. No tengo ninguna duda de que si se emplean así cada fin de semana va a tener que ser un oso muy grande el que se nos lleve al plato. Enhorabuena chicas, aunque el final estaba escrito y no pudo ser.

Como ya me estoy poniendo pesadito (lo sé) paso a la receta de la semana, que como no podía ser de otra manera, es un SALMÓN AL HORNO (se lo debía a mi compañero Rojo de la ULE), que no por sencillo deja de estar muy rico y sabroso.

Un par de trozos de salmón por persona no está mal como orientación para la compra. Este pescado ya está limpio y no da nada de trabajo. Se prepara una fuente para horno que se unta ligeramente con margarina (con los dedos se esparce fenomenal). Picamos cebolla para hacer una primera capa en la bandeja con ella; por encima pondremos patatas cortadas en rodajas hasta hacer una segunda capa (como en una lasaña); acto seguido pondremos el salmón en rodajas formando otra capa, le espolvoreamos algunas especias por encima (le va muy bien un poquito de ajo-perejil, o unos toques de tomillo y orégano. Por último un toque de sal y unas gotitas de aceite de oliva sobre el salmón y se mete en el horno a 180 grados durante unos 25 minutos.

Como habréis visto es muy sencilla. Para servir acompañar de unas hojas de lechuga, y, aunque no soy un especialista en la materia, os recomendaría un vino blanco, y os voy a dar dos nombres: Viña Esmeralda y Ovación (Rueda).

Un besito, salmonas.

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