9 de julio de 2010: 40 años después del parto.

Uno no cumple años todos los días, pero si encima cumples 40!!!!!! la cosa se pone seria.
Dice mi suegra que “de los cuarenta para arriba no te mojes la barriga”, y yo la contesto: no será que me quieres decir “de los cuarenta para arriba no te la ves con la barriga”. Yo creo que no es para tanto, ni lo uno ni lo otro, pero si que sientes un regustillo distinto al llegar a esta edad.

“Estás en lo mejor de la vida” te dicen los mayores; “ya eres un carca” te dicen los pequeños; y es que algo tiene esa cifra que te hace entrar en un estado en que nadie quieres estar: el de la “cuarentena”. Yo me siento igual que ayer, que tenía 39, pero tiene que ser cierto que los demás te van viendo, poco a poco, más mayor, porque hay gentecilla que ya te dice “ey, señor”, ¡¡qué mal sienta eso!!, ¿verdad?.
Yo tengo la inmensa fortuna de sentirme joven en el día a dia, de disfrutar de las cosas como lo hacen mis chicas universitarias, de identificarme con el enfoque de mis amigos, casi todos más jóvenes que yo, de tener una madre con vitalidad y con una forma de entender esta vida muy de mi tiempo, no del suyo, y ahora, además, veo la vida desde los ojos de ese pequeño inquieto que ha venido a cambiarme la vida.
Ayer fue un gran día, sin duda. Tuve la suerte de estar acompañado de las personas que más quiero y de recibir de ellos muchos regalos, pero sobre todo su amor y su amistad, cosas que no se pueden comparar con ninguna otra y que tanto echas de menos cuando faltan.
Gracias a mi familia, Candy, Iván, mi madre, Pili, Rafa, Enrique, Quique, Amador, Espe, y a mi otra familia, la que forman los amigos, Oscar, Piedad, Sergio, Diego, Carlos, Richy, Nuria, Ana y mi fiel Pablín. A los que no pudistéis venir os tenemos que decir dos cosas: que os echamos de menos y que a más tocamos, así que para otra vez andad más listos, que las barbacoas no esperan por nadie.
Gracias a todos por acompañarme en la entrada a los 40, que no sé si serán principales, pero desde luego son excelentes.
Soy un afortunado cuarentón.

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