Hay personas que no pueden esconder sus sentimientos, que les afloran sin remedio en los malos y en los buenos momentos; no saben esconder detrás de máscara alguna lo que pasa por sus cabezas, y son incapaces de poner buena cara a quién les cae mal pero te sonríen con la mirada cuando eres "de los suyos" aún en los momentos más difíciles.
Así es ella, como dicen los sacerdotes "en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza", en la victoria y en la derrota, añadiría yo; la amas o la odias, pero nunca te dejará indeferente.
Yo, sin duda, estoy entre los primeros, no puedo remediarlo; a veces la mataría -como el que en el repente odia a lo más amado- pero sé que nuestra vida no sería lo mismo sin ella; nuestro equipo no sería lo mismo sin ella; nuestros éxitos pasarán por sus manos, sin duda, como pasarán los fracasos, porque ella es de las que no se arruga, de las que fallará el tiro decisivo pero que no dudará en la siguiente ocasión para, ahora sí, salir victoriosa.
Hoy cumple 19 años -la conozco desde que usaba pañales- y la quiero felicitar de un modo especial, como se merece, pero recordándole que tras los elogios públicos le diré a la cara lo más duro que pueda oir, pero que la defenderé hasta en sus errores ante quien ose cuestionarla.
Felicidades
María Cordón
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