Empanada de Cecina, queso de cabra y mermelada de pimientos.

Parece ser que hay gente a la que le ha sorprendido esta "variante" de las empanadas tradicionales.
Yo creo que es una combinación de sabores espectacular, y que además usa productos de nuestra tierra, que nos gustan habitualmente por separado y que son de una tremenda calidad.

Tengo que empezar diciendo que, por supuesto, se puede hacer la masa para la empanada en casa, pero en este caso yo me he ido a lo más fácil porque además me encanta como queda este hojaldre en cuestión.

Los pasos para hacer esta receta no tienen ningún misterio, pero los voy a detallar a continuación:


1. Espolvorear un poco de harina por la bandeja del horno o poner el papel que trae la masa enrollada (o ambas cosas) para evitar que se pegue la masa.


2. Extender la masa hojaldrada por la bandeja del horno.


3. Cubrir toda la base con CECINA DE LEÓN troceada en porciones "de bocao" como digo yo, para que al morder la empanada no te lleves media cecina.


4. Colocar varios trozos de queso de cabra de forma estratégica para que al cortar porciones siempre te lleves algo a la boca. Se puede cubrir en su totalidad pero yo, en este caso, voy completando espacios con queso rallado.



5. Cubrir todo lo anterior con mermelada de pimientos (si puede ser casera, mucho mejor).


6. Tapar con la parte superior de la masa hojaldrada y enrollarla por los laterales para que "no se escape na".


7. Agujerear con un tenedor la parte superior de la masa para que la empanada "respire" dentro del horno.


8. Pincelar la masa superior con yema de huevo.


9. Introducir en el horno (previamente precalentado a 200º) durante 20 minutos a 180º y finalizar con un par de minutos de grill para tostar la parte superior.





Compartirla con alguien a quien quieras (te puedo asegurar que sabe mejor)

Qué os aproveche!!


Felicidades "compi Yogui"...y muchas gracias.

Hace poco más de un año que nos conocemos, un año intenso, con grandes cambios, con mucho trabajo, muchas decisiones que tomar, muchas alegrías y alguna decepción...lo llaman "vivir"

Ha sido una etapa en la que nos han dado la vuelta como a un calcetín, en la que hemos pasado de la comodidad del "sofá" a la indignación de la calle, de leer los diarios con incredulidad a dar un paso para intentar cambiar esas noticias, de ser uno de los que se quejaban de los que estaban en las instituciones a tener la responsabilidad de representar y no fallar a cientos de personas que han puesto su confianza en ti.

He tenido la suerte, el privilegio, de hacer ese camino al lado de la mejor persona que me podía acompañar en una aventura así.
Su honestidad, su perseverancia, su capacidad de trabajo, la vehemencia con la que defiende lo que cree justo y la rabia ante las injusticias y desigualdades que nos rodean han sido el faro que guía al que navega, como yo, en un mar hasta ahora desconocido.

Yo la llamo cariñosamente "hormiguita"; será pequeña -por fuera- pero no se puede ser más grande por dentro; incansable, tenaz, decidida y con mucha más fuerza de la que aparenta.

En ocasiones discrepamos, tenemos distintos puntos de vista, y ello supone reafirmar los argumentos, buscar apoyos firmes en lo que defiendes; no va a ser fácil convencerla de que modifique su idea inicial (no os la aconsejo como rival). 

Es un lujo y un privilegio tenerte a mi lado, o estar al tuyo, e intentar cambiar "Un País contigo".

Gracias por tanto que das; gracias por estar ahí. Seguimos.

El Nuevo Congreso

El pasado 13 de enero se configuró un nuevo Congreso de los Diputados en nuestro país.

La velocidad con la que se atropellan los acontecimientos políticos y sociales en los últimos tiempos quizá no nos ha permitido detenernos a valorar un acontecimiento que estoy seguro que marcará una época, una tendencia, y que valoraremos como histórico en un tiempo no lejano.

La llegada en bici de los diputados de Equo/Podemos, la charanga que acompañaba a Compromís, Carolina Bescansa subiendo a votar con su bebé en brazos no dejan de ser anécdotas de lo ocurrido en ese día, pero son también un reflejo de que la gente corriente, nuestros vecinos, nuestras amigas, ese compañero de la refinería o el que antes perseguía con la cámara a “sus señorías” han traspasado las barreras detrás de las que se han estado atrincherando durante tanto tiempo y por fin ocupan un espacio desde el que ser nuestros altavoces, nuestros “carteros del cambio” que trabajan desde el minuto uno por y para todos, no sólo para los que más tienen. 

Comenzamos con el Parlamento Europeo, seguimos con los Parlamentos Autonómicos, por los Ayuntamientos, y por fin llegó el día para el que habíamos nacido.
Como nos dijo Sabina “tenemos los pies en el barrio, y el grito en el cielo, más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos”

En nuestro caso la satisfacción tiene que ser doble; una de nosotras, con la que hemos recorrido pueblos y mercados, que ha tenido siempre el mismo entusiasmo para defender nuestras prioridades (ya sea ante 300 o ante 9 personas), nuestra vecina y amiga Ana Marcello lleva con orgullo el nombre de León y la voz de los más desfavorecidos por el hemiciclo. 

La pueden despreciar, insultar como hicieron ese día, y al mismo tiempo nos desprecian y nos insultan a nosotros, porque nos tienen miedo, porque somos el pueblo, “olemos” a pueblo, y eso es a lo que le tienen miedo, al pueblo que toma las instituciones para devolverlas a la gente, para que sirvan a quién les elige, para que defiendan a los que menos tienen, para hacer una sociedad más justa, más humana y más democrática.


Compañera Ana, compañeros todos, no decaigáis, la frente alta, la mirada limpia, el paso firme, porque tenéis a millones de personas empujando, animando, dándoos fuerzas…porque su odio es nuestra sonrisa.

Ya sabemos que “sí se puede”, y que tú, ANA, "no estarás sola".

Seguimos.

"Las desiertas abarcas" (Hoy Día de Reyes)


"Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría.

Y encontraba los días que derriban las puertas, mis abarcas vacías, mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos, ni trajes, ni palabras: siempre tuve regatos, siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza, me lamió el cuerpo el río y del pie a la cabeza pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero, para el seis, yo quería que fuera el mundo entero una juguetería.

Y al andar la alborada removiendo las huertas, mis abarcas sin nada, mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado tuvo pie, tuvo gana para ver el calzado de mi pobre ventana.

Toda gente de trono, toda gente de botas se rió con encono de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta cubrir de sal mi piel, por un mundo de pasta y unos hombres de miel.

Por el cinco de enero de la majada mía mi calzado cabrero a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas hallaban en sus puertas mis abarcas heladas, mis abarcas desiertas".

Poemas sueltos IV. (Miguel Hernández)