Maripositas


Esta noche estoy nervioso pero me apetece escribir.

Lo estoy porque tú seguramente lo estás.

Porque compartimos *maripositas* en nuestros estómagos.

Porque hemos roto con sinceridad la barrera de la timidez.

Porque nos gustamos y ahora lo sabe también el otro.


Todos los comienzos dan un poquito de miedo.

Miedo a lo desconocido.

A exponerse de nuevo.

A sentir desde un corazón oxidado.

A comenzar algo que no sabes ni cómo ni a dónde te va a llevar.


No existe receta mágica.

No hay "almax" que apacigüe las mariposas.

Solo hay un camino por delante. Y lo quieres caminar cogido de una mano que deseas tener a tu lado, pero que aún no sabes si sabrá soltarte, si tirará de ti en exceso, si se dejará llevar...


Todos son preguntas, todos son dudas.

Benditas dudas, las prefiero a veces.

Ya sé a dónde han llevado las certezas a muchos.


Levitando


Se acerca como en patines, en una mezcla de deslizamiento y levitación.
Parece que camina a veinte centímetros del suelo, como las diosas,
flotando a otro nivel que el del resto de mortales.
Lleva la elegancia como otros respiramos,
de una forma tan natural que insulta a los que envidiamos tal cualidad.

Ella no se da cuenta, como cuando respiras, no lo piensas, te sale solo; así es ella.
De su mirada, de la profundidad de sus ojos, podría escribir una trilogía.
Mezcla de ingenuidad y atrevimiento,
mostrando una ventana a un mundo que se me antoja apasionante.

De sus labios solo puedo pensar en cómo será su sabor, con ese compendio de sensualidad y ternura.
Una boca que baila al compás que marcan sus ojos, que te atrapa entre sus palabras,
que te traslada a un lugar del que no quieres marchar.

No sale de mi cabeza...y solo la imagino.
Si también la sintiera no sé lo que podría escribir.