Se acerca como en patines, en una mezcla de deslizamiento y levitación.
Parece que camina a veinte centímetros del suelo, como las diosas,
flotando a otro nivel que el del resto de mortales.
Lleva la elegancia como otros respiramos,
de una forma tan natural que insulta a los que envidiamos tal cualidad.
De su mirada, de la profundidad de sus ojos, podría escribir una trilogía.
Mezcla de ingenuidad y atrevimiento,
mostrando una ventana a un mundo que se me antoja apasionante.
De sus labios solo puedo pensar en cómo será su sabor, con ese compendio de sensualidad y ternura.
Una boca que baila al compás que marcan sus ojos, que te atrapa entre sus palabras,
que te traslada a un lugar del que no quieres marchar.
No sale de mi cabeza...y solo la imagino.
Si también la sintiera no sé lo que podría escribir.
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