Hoy tocaba procesión, otros días concierto, en ocasiones otra actividad cultural. ¡Qué lujo haberme criado con un palco a las tradiciones leonesas!
Lo extraño es que no estuviéramos todos ya ahí, con ella, o quizá es que ya nos había hecho el chocolate; Migue o Amador habrían traído churros y estábamos dando cuenta de ellos en la cocina antes de acompañarla al evento.
“¡Vamos, vamos, venid! Ya están llegando” nos diría, aunque seguramente los tambores y las trompetas nos habrían alertado con anterioridad.
Vivir en la Plaza Mayor de León durante dos décadas fue una experiencia incomparable.
Un gran espacio donde correr y jugar de pequeño, incluso al balón, esquivando a los paseantes, con los bancos como portería, con Fernando de portero/delantero casi siempre, un lugar donde siempre estábamos visibles; donde, con salir al balcón y dar una voz, ya tirábamos para casa.
Pasaron los años, cambiamos el balón y el corre que te pillo por el “¡Vaya la que pillamos ayer!”. Estábamos en la pubertad y vivíamos en el Barrio Húmedo de León, ¿qué más queréis que os explique?
Recuerdo aquellos años con especial cariño; no había WhatsApp pero teníamos telefonillo en el portal. “¡Oyeee! ¿Bajas o qué? ¡Ya estamos todos por aquí!”
Quitabas la bata guateada (¡vaya frío que hacía en aquella casa!), te ponías una trenca y ya estabas en el jaleo. Nunca conocí teletransporte más rápido; pasabas de estar con el brasero bajo la camilla a tomar un cacharro en el Universal en menos de dos minutos.
La foto es de día, eso es evidente; si no, también podría haber sido de alguna noche de aquellas, distraída, en la que llegabas más tarde que el camión de la basura y allí estaba mi abuela, pendiente, porque ella no se dormía hasta que no estabas en casa, como Ana esperando a que Miguel volviera con su barca, pasando horas y horas.
Me gusta escribir con los ojos vidriosos, con “gallina en piel”; porque me hace sentirla, porque me gusta recordarla, porque cada vez que paso por la Plaza Mayor, quiera o no, “levanto la vista y me encuentro con ella. Y ahí está, ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo”.
Mi abuela Tela
Bonito homenaje a tu abuela y a aquellos tiempos de telefonillo y juegos en la calle...
ResponderEliminarYo me crié en el barrio de Santa Ana, así que me ha prestado recordarlo a través de tus recuerdos.