Pocas de las jugadoras que aún permanecen en la ULE compartieron vestuario con nuestra cumpleañera, pero sin duda las que tuvieron la suerte de hacerlo guardarán de ella recuerdos tan especiales como los que tengo yo.

Inés es de esas personas (hay muy pocas) que asumen el liderazgo sin ostentaciones, que le viene dado de forma natural. Ella no necesitaba unos galones sobre los hombros para que el resto de un grupo la escuchara con atención cuando hablaba, la siguiera tras su primer paso y fueran poco a poco viendo "nuestro baloncesto" en la forma en que Inés lo vivía.
Deportivamente siempre la recordaré cruzando el campo de lado a lado en apenás unos segundos. Con una zancada prodigiosa Inés era como los guepardos, velocísima en pequeños espacios, letal en su primer paso para irse de su defensora, pero con serios problemas si la resistencia predominaba sobre el latigazo de su velocidad. Nunca olvidaré como ella solita rompiá las defensas presionantes que no esperaban que una jugadora "interior" subiera el balón de aquella manera.
En lo personal tengo que confesar que fue una de mis debilidades. Me contagiaba su sentido del humor. Su sonrisa, su mirada y su expresividad, combinados con u
n afinadísimo sentido de lo que era justo o razonable en cada situación la situaba entre esas personas que te dejan huella.

La pena es que su inteligencia nos la robó; la reservaba para un futuro demasiado cercano cotas más altas; aspiraciones que una ciudad de provincias no podía satisfacer, y cuando se nos estaba haciendo imprescindible voló a Madrid para perseguir su destino.
Ahora apenas la vemos, la llevamos en el corazón. Lleida e Iván tienen la suerte de estar junto a ella cada día.
FELIZ CUMPLEAÑOS, Inés Lucía Pariente. No nos olvides.
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